Inauguración de F. Bacon en el C.C.Borges

 Me alegré inmensamente cuando me enteré de que se inauguraba una muestra de Francis Bacon, ya que se trata de uno de mis pintores favoritos. Y me sorprendí más cuando supe que se organizaba en el Centro Cultural Borges, reconocido por la pobre calidad de sus muestras, a pesar de que se jacta de convocar eventos ligados a artistas mundialmente reconocidos. Pero nunca me imaginé que el 30 de junio me iba a encontrar con la sala 3 del CCBorges vacía en el horario anunciado para la inauguración.
Los visitantes iban llegando y los organizadores de la muestra les proponían darse una vuelta por la inauguración de la sala 4, mientras esperaban a que se terminara de montar la exposición. Nunca existió una "vernissage" propiamente dicha de la muestra La punta del iceberg de F. Bacon: todos los invitados nos conformamos brindando con los vasitos de plástico que ofrecía el sponsor de la otra sala. En ese ínterin, algunos periodistas y fotógrafos aprovecharon a sacarse fotos con el plotter que se encuentra a la entrada de la sala.
Una hora más tarde de lo previsto, transportadas por cinco personas, arribaron las cajas de madera trayendo las obras tan esperadas. A esa altura ya se encontraban en el lugar personajes del mundillo del arte, regodeándose con la escena y sacando fotos con sus celulares. “Esto es para Twitter”, dijo el dueño de la galería Wussman, y su atractiva acompañante, exhibiendo su teléfono celular último modelo, entre risas apostó: “¡A ver quien lo publica primero!”. Uno preguntó: “¿Tienen un destornillador?” y ofreció su Victorinox, en tono de broma.
El montaje de las cuarenta obras se podía ver tras las puertas de vidrio, que no fueron cubiertas por la organización del Centro Cultural. Todavía martillaban las paredes y colgaban los últimos cuadros cuando abrieron las puertas. Es más, sobre la primera columna de la sala, una organizadora cuidaba de algunos dibujos que permanecían sin colgar. Como era previsible, las luces de la sala no se modificaron a tiempo.

Finalmente, el curador e historiador de arte Edward Lucie-Smith dio su charla inaugural a las 21.30 hs., en el contexto de una sala aleatoriamente iluminada, con el cable del micrófono cruzado por delante de las obras, los parlantes y la consola enchufados precariamente. Y en definitiva, ¿se necesitaban realmente dos curadores para una muestra que se montó con tanto descuido?

Manos a las obras
Esta anécdota podría quedar como mera nota de color si la serie de dibujos que conforma esta exposición no tuviera también una historia dudosa, que retrasó su autentificación largos años (querella llevada a cabo por la galería que posee los derechos exclusivos sobre la obra de Bacon). Según relatan los numerosos artículos que se escribieron en torno a esta muestra, estos dibujos forman parte de una colección de 300 en posesión de un amante italiano de Bacon, Cristiano Lovatelli Ravarino. Un amigo al que el artista, aparentemente, le habría regalado estos dibujos realizados durante sus últimos diez años de vida.
Esta exposición parece un evento oportunista que favorece al Centro Cultural Borges y que intenta expandir inimaginablemente el currículo de los curadores. Y no menos el de los artistas que compartían el espacio contiguo (en la sala 4, la muestra de dibujos del italiano Omar Galliani: Nocturno, curada en conjunto con Alessandro Romanini -; en el espacio Contemporáneo CCBorges - Vis a Vis, Muestra # 3- Gala Berger / Paola Vega: Vida abstracta – Pintura-). Ah, sí, casualmente invitados por uno de los curadores de esta muestra, Massimo Scaringella. Según se dice, “curador de la Colección de Arte Contemporáneo del Ministero degli Affari Esteri Italiano y coordinador del suplemento de Arte del diario Il Tempo” (http://www.jbrignone.com.ar/elritmodelsilencio.htm).

 
Francis Bacon: La punta del iceberg
Dibujos
Curadores: Edward Lucie-Smith, Massimo Scaringella
Inauguración 30/6 - Cierra 19/8
Centro Cultural Borges – Viamonte 525