Conmemoración y pastiche

Artes visuales en el Bicentenario - Muestra de A. Passolini en Contemporáneo 25

    En la Ciudad de Buenos Aires, en este año en particular - 2010-, es muy difícil asistir a una muestra que no utilice la estrategia de centrarse en el festejo del Bicentenario de la Revolución de mayo para promocionarse o simplemente para estar acorde con los tiempos que corren en nuestro país.
    Tal es el caso de Malona!, la muestra de Alberto Passolini en la sala 1 de planta baja, el subsuelo de acceso gratuito del 
Malba – Fundación Costantini.
     La exposición de Passolini es profusa en obras de todos los tamaños, en soportes de tela y papel, en técnicas como el acrílico, la acuarela y el dibujo. También incluye fotografía, instalación y hasta un registro de audio narrado por el propio artista.
    A primera vista la obra, que se despliega en diversos espacios, se presenta como una mirada contemporánea sobre los antecedentes pictóricos de nuestra identidad como Nación. El trabajo sobre la pintura La vuelta del malón de Ángel Della Valle (1892) invierte las relaciones de fuerza planteadas en ese cuadro e introduce la figura femenina como justiciera.
    La crónica que el artista escribe para el catálogo de la muestra explica en parte los elementos que se han puesto en juego en esta inversión de roles: lecturas de La cautiva y El matadero de Esteban Echeverría; el poema de Byron Mazeppa y un cuadro alusivo de Horace Vernet (1826); la obra de la pintora ucraniana Marie Bashkirtseff titulada El estudio (1881); y el cuadro ruso El último día de Pompeya (1833) de Karl Briullov. Passolini, siguiendo la lógica de lo fortuito, enlaza mediante búsquedas en la Web un texto con otro hasta configurar una narrativa que tiene la coherencia del pastiche.
    Se busca tematizar a la mujer transgresora, fuerte, decidida, que es también la estudiante de bellas artes de fines del siglo XIX que accede por primera vez al desnudo masculino en la academia. Aparecen por allí, en dos núcleos titulados Criollitas, con fotografías de artistas contemporáneas posando libremente como modelo vivo para Malona!; y La matadera y el cautivo, con bocetos y figurines de aquellas mujeres relegadas pensadas para el teatro de revistas, la vedette y la transgresión de las prácticas pictóricas en los ateliers fin de siècle, donde los modelos posaban vestidos como gauchos. “No es mi intención que sea una parodia, sino que plantee una reflexión acerca de las contradicciones que surgen de la observación; desnaturalizar este conflicto de qué le toca al hombre y qué a la mujer”, afirma Passolini.
     Pero, ¿qué pasa con la figuración? ¿Cómo se representa esta mirada un tanto burlona sobre las obras del pasado y las nuevas puestas en imagen de la mujer en el género del teatro de revistas? Algo que nos puede incomodar es la estética infantilizante y noventosa que remite a las muñecas Bratz y al Pequeño Pony, tanto por las proporciones de los cuerpos como por el esquematismo con que trata los rostros de personas y animales. Leído desde esta estilización, el discurso del artista sobre la mujer y sus representaciones se distorsiona y el resultado es una obra que combina el azar de los medios digitales contemporáneos con la cita de antecedentes culturales y se concreta en una figuración que permanece en la ambigüedad del relato infantil, ingenuo o tendencioso.

Recurrencias temáticas
   Ya hace algún tiempo que Alberto Passolini se hace cargo en su producción artística del acervo cultural de nuestro país. Bástenos recordar la muestra Señorito rico (fines de 2008) en Zabaleta Lab, donde el artista reproducía la famosa obra de Prilidiano Pueyrredón Manuelita de Rosas en tono picaresco pero con la misma estética de dibujitos animados y juguetes infantiles que hoy en día. Se incluyen otras citas de la obra de Pueyrredón, como El baño y La siesta, obra que a su vez parece evocar el cuadro homónimo de Gustave Courbet.
    Es una realidad: el uso de la temática histórica o revisionista está en alza, tanto en el campo de las artes visuales como en la literatura o el cine. La novela que retoma historias reprimidas por la cultura dominante de una época (como las historias de mujeres o de inmigrantes, por poner algunos ejemplos) o los films que revisan los relatos acerca de la última dictadura militar en nuestro país - léase, El secreto de sus ojos, de Juan José Campanella - son posiblemente las obras que atraen mayor cantidad de espectadores y lectores (y las que, a fin de cuentas, son éxitos comerciales). Inclusive son premiadas por academias internacionales y serán probablemente aquellas que representen a nuestro país en términos identitarios en épocas posteriores.
    No podemos afirmar que Passolini, como tantos otros creadores, utilice esta temática como estrategia de visibilidad pero tampoco podríamos negarlo. Al fin y al cabo lo contemporáneo de estas revisiones está relacionado con nuestra preocupación por la identidad y su vínculo con la memoria colectiva. Cómo esta memoria se plasma en los textos de la Historia y del Arte ha sido y es objeto de reflexión para los teóricos. Evidentemente, también ocupa a los artistas de nuestro tiempo.

Malona! de Alberto Passolini – Hasta el 7 de junio en el Malba- Fundación Costantini