(...) De pronto sabe uno lo que es el vacío, cuando está ante miles y miles de libros y escritos que lo han dejado a uno totalmente solo, que de pronto no son para uno nada más que ese vacío horrible, así Reger. Cuando uno ha perdido a su ser más próximo, todo le resulta vacío, ya puede mirar adonde quiera, todo está vacío y uno mira y remira y ve que todo está realmente vacío y de hecho para siempre, así Reger. Y uno comprende que no son esos Grandes Ingenios ni esos Maestros Antiguos los que lo han mantenido vivo durante decenios, sino sólo ese ser único, al que quiso más que a ningún otro.(...)
Thomas Bernhard. Alte Meister, p. 180